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Un Exorcista para Juárez: Iglesia

La violencia genera pérdida de fe y la búsqueda de prácticas demoniacas. Alguien tiene que hacerles frente.

CIUDAD JUÁREZ, CHIH. –

Durante una reunión entre amigos, tres policías comparten experiencias, poco comunes, que vivieron durante la peor jornada de violencia en esta frontera. 

Uno de ellos recuerda el caso de una mujer que llamó frenética al número de emergencias porque encontró a su marido teniendo sexo con un puerco. Otro dice que vio a un perro tragándose a otro perro. Uno más platica que, en despoblado, por el suroriente de esta frontera, mientras hacía su rondín, una mujer desnuda, con rasguños profundos en la espalda le pidió ayuda: “El diablo me persigue”, le dijo despavorida.

Es el rostro detrás del bombardeo noticioso que diariamente arrojó su cuota de crímenes, producto de la guerra entre carteles. 

Para el Clero, atestiguar hechos violentos, ser víctimas directas o colaterales de la delincuencia generó una gran pérdida de fe y falta de capacidad de asombro entre los ciudadanos de todas las edades; causó desánimo y, en ciertos casos, la búsqueda de “poderes superiores”, dejando a su paso afecciones en una sociedad ya de por sí marcada por las desapariciones y asesinatos de mujeres.

“El mal no sólo se combate con policías, ejercito o educación, se combate con las armas del espíritu santo y eso no lo hemos querido tomar en cuenta para solucionar el problema del mal”, considera el Padre Eduardo Hayen Cuarón, párroco de la Catedral de Ciudad Juárez. 

“Hay una realidad espiritual negativa, que es el mundo demoniaco, influyendo sobre las conciencias de las personas. Una ciudad donde veíamos decapitados, torturados, gente que moría con una crueldad inaudita no es obra solamente del hombre, sino del espíritu del mal que se apodera de las conciencias, de los corazones”. 

Como solución, el Clero sugiere que Ciudad Juárez sea exorcizada, además la incursión de su propio Exorcista.

A decir de la Iglesia Católica, en los últimos se han sumado más exorcistas en diversas diócesis de México, por lo que la práctica del exorcismo se ha extendido por todo el orbe nacional. 

La Ciudad de México tiene su propio Exorcista, también Guadalajara y Querétaro.

“Porque estamos viendo una mayor actividad demoniaca en el mundo”, refiere el Padre Eduardo Hayen.

¿Por qué? “Porque si nosotros sacamos a Dios de nuestras vidas vamos a tratar de reemplazarlo, porque el hombre tiene una parte espiritual que necesita llenar; el hombre es un ser espiritual y busca una relación con el más allá o con un poder superior. Si se saca al Dios verdadero de nuestras vidas, ese vacío lo vamos a tratar de llenar con otra cosa y el hombre de hoy lo está llenando con superstición, brujería, con magia blanca o negra que, aunque pretenden diferentes cosas, es una invocación a los demonios”, ahonda el Padre y aclara:

“Cuando una sociedad se mete al mundo de lo oculto, por el camino de lo esotérico, por falta de fe, tendrá más influencia de espíritus malignos y es lo que estamos viendo en Ciudad Juárez”.

Señala que a partir de los años difíciles, cuando una violencia inclemente montó sobre esta localidad, se fortaleció el culto a la Santa Muerte, a sectas satánicas, esoterismo, ocultismo y santería, entre otras prácticas que para la Iglesia tienen que ver con Satanás. “Y aquellas personas que se metan por ese camino van a sufrir las consecuencias”, advierte.

Mientras que Juárez cerraba el 2009 con 2 mil 600 muertes violentas, esto ocurría, puertas adentro de una colonia en el suroriente de esta frontera:

Agustín metió a su hogar una imagen de yeso de la Santa Muerte y ahí mismo se manifestó; su hermano murió de forma trágica. 

Otro caso fue el de Federico, quien hizo un pacto de muerte con sus amigos. Él fue el único que falleció. Su deceso: “un misterio”, platican sus conocidos, a seis años de distancia.

Espejo roto 

¿Qué le pasó a Federico? Carmen, su madre, resume su tragedia: 

De ser un alumno ejemplar, deportista y “buen muchacho”, de pronto se interesó en lecturas y prácticas oscurantistas, además compró una imagen de la Santa Muerte, allá en el Mercado Cuauhtémoc.  

Del buró cambió los libros de García Márquez por manuales de ritos y prácticas que aluden a la Santa Muerte y sus efectos.

“Federico empezó a vestirse de negro, se dejó crecer el cabello. Una noche llegó como drogado, llorando, dijo que se iba a matar, que había hecho un pacto de muerte con tres de sus amigos”. Desde entonces ya nada fue igual. Federico dejó la escuela.

Un día la madre lo encontró colgado. El muchacho utilizó cables de aparatos electrónicos para enredárselos al cuello y pender del barandal de la escalera que conduce al segundo piso de su casa. Su tentativa resultó infructuosa. 

Luego tomó pastillas, pero tampoco surtieron efecto.

Los intentos fallidos motivaron a su progenitora a iniciar un peregrinaje en hospitales. “Nadie sabía lo que tenía mi hijo”. 

Recuerda que los médicos, psiquiatras en su mayoría, descartaban cualquier trastorno mental. 

“Ya no platicaba, su mirada estaba perdida, no se bañaba, no se rasuraba, no dormía. Yo acababa de comprar un espejo de cuerpo completo y me acuerdo que ahí se miraba todo el día. Le conté a una amiga y me recomendó que viera a una señora que vivía por su casa, dijo que practicaba la magia blanca, que ella podía ayudarme con mi muchacho, que quizá estaba embrujado”.

La entrevistada le hizo caso. Llevó a la casa a Silvia, a quien los moradores conocían como “la bruja”.

“De entrada, la bruja me dijo que sentía una vibra muy negativa. Me acuerdo que quiso vomitar, le presté el baño, después dio un recorrido por la casa hasta que llegó al cuarto de Federico, ahí teníamos el espejo”.

Silvia le dijo a Carmen: “Debes deshacerte de ese espejo, rómpelo en pedazos, échale agua a los vidrios y tíralos en el monte. Ese espejo se robó el alma de tu hijo, hazlo ya, no hagas desidia. Es más, dámelo, yo me encargo”. 

Pero Carmen no hizo caso. “Yo no creo en esas cosas, le dije. Pensé que quería quedarse con ese espejo que todavía debía”.

A los días, un descuido de Carmen le bastó a Federico para dirigirse al patio trasero, escalar hasta el segundo piso y lanzarse deliberadamente, esta vez con éxito.  

“Fui a la tienda y al llegar ya había pasado, mi muchacho se mató”, lamenta esta madre que aún llora el fallecimiento de su primogénito.

Pasaron horas para que Carmen fuera a la habitación de Federico, donde encontró hecha pedazos a la Santa Muerte y al espejo. 

La explicación, basada en los restos hemáticos fragmentados en el espejo y piso de su dormitorio, es que Federico quebró el espejo con la cabeza, poco antes de quitarse la vida.

El padre Hayen retoma la conversación. “Estos espíritus, bajo este mundo tenebroso empiezan a influir en las vidas. Empiezan a surgir más enfermos mentales, personas trastornadas, efectos en las casas y en lo material; llaves que se abren solas, casas donde se ven sombras y todo ese tipo de fenómenos que ocurren por prácticas esotéricas y brujería”. 

Respecto a los que pactan con la Santa Muerte, como en el caso de Federico, expone: “Ni están protegidos y están abiertos a que les sucedan cosas que son obra del diablo, porque la Santa Muerte es un demonio, se ha vuelto muy popular por ignorancia religiosa, sobre todo cuando uno no tiene al Dios verdadero presente, se abre a cualquier tipo de creencias, incluso estas demoniacas, que son peligrosísimas”.

¿Le han solicitado visitar casas donde se estén manifestando demonios? “Sí, muchas veces”, contesta el Párroco. ¿Alguna estadística? “No”, repara. “Esto sería muy difícil, pero te puedo decir que cada día que llego y me siento en el escritorio de esta oficina (ubicada en la Catedral, en la Zona Centro de Ciudad Juárez) no falta una persona, dos, tres o más que vengan a presentar este tipo de situaciones que están viviendo; algunas se solucionan con una bendición y una oración, pero otras necesitan plegarias más fuertes, de liberación, de exorcismo, porque están verdaderamente asediadas por espíritus malignos”.

Nos comparte varios casos. Uno de ellos, el de un menor de 17 años que fue abordado por un demonio.

“Un espíritu demoniaco venía al joven, entraba en trance y entablaba un diálogo con la familia. La familia quedó muy asustada cuando el muchacho ya no regresaba del trance, se quedó totalmente poseído por este espíritu que no salía. Tuvieron que recurrir al sacerdote para hacer un exorcismo. Fue liberado el muchacho, gracias a Dios. Fue un caso que tuve, impresionante”. 

Cuenta que en otra ocasión lo visitó una mujer de rasgos rudos, semejantes a los de un hombre.

“Llegó una mujer que yo pensé que era un hombre”, rememora desencajado. “Yo le vi cara de hombre, cuerpo de hombre, todo de hombre y cuando me dijo que era una mujer me dio pena decirle, llamarla, tratarla como una mujer porque yo veía un hombre. Cuando empezó a contarme toda su historia empezó a entrar en un trance impresionante. Se tiró al suelo, empezó a gritar y a arrastrarse como una culebra, a retorcerse por todas partes. También quedé muy impresionado con ese caso”.

Dice que son personas, algunas que llegan de otras partes de México o Estados Unidos que buscan en Juárez a un Exorcista.

“Una señora de Monterrey llegó con su hijo, malísimo, era un poseído que había participado en ritos satánicos y que vio algo tan impresionante que quedó mal para toda su vida, hasta ahorita el chico no se ha liberado, sigue poseído”.

Pese a que Ciudad Juárez es candidata a tener su propio Exorcista, el Padre Hayen admite que esto lleva tiempo: “Cuando el Obispo lo considere y encuentre un sacerdote que tenga prudencia, juicio, edad y madurez para dedicarse a esto”.

Comenta que es un ministerio muy demandante y que el sacerdote tiene que dedicarse exclusivamente a realizar exorcismos. 

“Y no es conveniente que se dedique totalmente a eso porque entonces podría quedar afectado, un sacerdote que tenga todos estos casos, no es fácil”, supone el religioso.

¿Cuál es el perfil o los estudios que debe tener un sacerdote exorcista?, se le indaga.

“Debe ser un sacerdote primero probado en virtud y en santidad, que sea una persona verdaderamente santa, un hombre de oración, que tenga conocimientos teológicos y psicológicos aceptables para esto; una persona que sea piadosa, que lleve una vida de oración, que tenga buen sentido de discernimiento, buen juicio”.

Padre, ¿no estaremos confundiendo a una persona esquizofrénica con una poseída, por ejemplo, en el caso de la persona que comentó, que se arrastró como culebra? “Nosotros ya conocemos cuáles son los síntomas de una persona que está siendo asediada o poseída por espíritus malignos; fuerza descomunal, hablar lenguas extrañas, vomitar espuma, mucha espuma, inclusive metal que después aparece en su casa, en su cama, pelos en grandes cantidades que no se sabe de dónde vienen”. 

¿Por qué la Iglesia, sobre todo aquí en Juárez, no abordaba estos temas? “Yo creo que vivimos una época en la que la teología no tomaba mucho en cuenta toda esta realidad demoniaca. Inclusive hay teólogos y sacerdotes que niegan esta realidad, que el demonio existe y actúa; hay sacerdotes que no creen y teólogos que lo niegan, pero lo han dicho los papas. Un católico que niega esta realidad se sale de la comunión con la Iglesia, esto está en el catecismo de la Iglesia Católica y los papas han dado catequesis sobre el demonio, por lo tanto, no se puede negar esta realidad que durante muchos años se negó, no por la autoridad de la Iglesia, por el magisterio, sino por teólogos y sacerdotes”, aclara. 

Niña poseída junto a Benedicto XVI y exorcismo en el Vaticano

En abril de 2013 apareció en Internet el video de una niña supuestamente poseída junto al ahora Papa emérito Benedicto XVI, mientras emitía su discurso. En la imagen se aprecia cómo la menor empieza a hacer unos gestos extraños con los ojos y la lengua. Algunos aseguraron que estaba poseída por el demonio, otros que sólo estaba aburrida. El video fue posteriormente alterado para crear mayor expectativa. También en 2013, en mayo fue difundido otro video en la WEB en el que en plena Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco aparentemente exorciza a un hombre. El video muestra cómo el Sumo Pontífice posiciona sus dos manos sobre la cabeza de un discapacitado, quien exhala profundamente varias veces, se sacude y luego baja su cuerpo. Aunque el Vaticano negó que el hecho, que duró unos 14 segundos, se trató de un exorcismo en público, el sacerdote mexicano Juan Rivas, quien condujo al hombre hasta el Papa, publicó en su perfil oficial de Facebook: «Bueno, ya está en todos los periódicos y algunas páginas de Internet: El Papa hizo un exorcismo. Pero quiero aclarar que la persona no es un niño sino una persona adulta. Y, segundo, que lo que hizo fue oración sobre una persona poseída (Ambos videos pueden ser vistos en YouTube)”.

¿Ha vivido alguna manifestación, aquí en Ciudad Juárez, de alguna persona que haya entrado en transe durante la misa? 

“Si”, afirma el Padre Hayen. ¿Qué hace cuando ocurre esto? “Yo tranquilamente les digo que retiren de la misa a la persona, porque la misa no se va a convertir en un espectáculo en el que todo mundo va a estar viendo qué sucede. Lo mejor es que se retire. Uno de los síntomas de una molestia demoniaca, infestación demoniaca o posesión demoniaca es la aversión a lo sacro, a lo sagrado”.

Describe un caso: “En la Divina Providencia, que era mi parroquia anterior, empezamos una misa y una persona entró en trance, se puso muy mal, era una mujer, una señora que tenía problemas de posesión demoniaca u obsesión y la tuvieron que retirar”. 

¿Le dio seguimiento a esto? “Si, buscamos siempre dar un seguimiento a estas personas. Las personas que empiezan un proceso hay que darles un seguimiento, la liberación de espíritus malignos no es cuestión de una sesión. Muchas veces en las películas se ve así, como en la de El Exorcista, donde le hicieron un exorcismo a una niña y se le salió el demonio para siempre. No, así no es la realidad, es un proceso, es como ir con el doctor a que te da una receta, que te haga alguna curación y después regresar muchas veces”.

El Párroco de la Catedral vio la épica película de terror El Exorcista, la cual califica de “un espectáculo bastante exagerado”. “Una niña que le da vueltas la cabeza en 360 grados, es imposible; se muere la persona y una niña que se deforma a ese grado, su cara, su cuerpo, tampoco es creíble”. 

No obstante, el filme El Rito, cuyo actor principal es Anthony Hopkins es avalado por Hayen. “Es una película que se asemeja más a los exorcismos reales”.

Durante una visita al Mercado Sonora, conocido como “el mercado de los brujos o el mercado de los animales”, en la Ciudad de México, este reportero aborda a una bruja negra, a Lukcero Aghakán, a quien se le indaga: ¿De qué manera Ciudad Juárez podría liberarse de espíritus malignos, emanados de la delincuencia? La mujer, creyente a la Santa Muerte, repara: “Allá nadie se ha atrevido a regar por las calles frutas o flores para que esas entidades, energías o almas perdidas puedan atravesar el limbo”. A manera de remedio, considera que se debe ejercer una “limpia energética” ¿Cómo? Ahjakán lanza algunas recomendaciones: “que por lo menos cinco religiones se unan en oración, que todos los ciudadanos muelan fruta y la tiren a la calle para que todo se convierta en el verdadero polvo de la humanidad y que quemen sándalo, inciensos de lágrima, mirra y copal”. 

Se le pide al Padre Hayen su opinión.

“No estoy de acuerdo con eso porque volvemos nuevamente a prácticas mágicas. Los demonios no se pueden expulsar con los demonios. Lo que se debe hacer son exorcismos por parroquias, oraciones de liberación, invocar a San Miguel Arcángel como protector de la ciudad”.

En una ceremonia secreta y exclusiva, el pasado 20 de mayo, se llevó a cabo, en la Catedral de San Luis Potosí, un exorcismo a toda la nación mexicana. En el ritual se buscó exorcisar a «demonios» causantes de problemáticas sociales. Participó el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo Emérito de Guadalajara y la guía del famoso sacerdote exorcista español José Antonio Fortea, el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jesús Carlos Cabrero y un grupo de sacerdotes y laicos.

¿Qué hacer para que una persona recobre la fe?, se le inquiere al Párroco de la Catedral de Ciudad Juárez, para cerrar la entrevista.  

“A veces nos metemos tanto en el mundo del mal que volvemos a lo mismo, nos enreda sin que nos demos cuenta, nos hace perder la fe. Una persona que le gusta el pecado, el mal, evidentemente pierde la fe”. 

Sin embargo… “Yo pienso que muchas veces en la crisis está también la oportunidad; cuando una persona cae en una crisis existencial, profunda, se abre a que alguien venga a sacarla. Es cuando puede invocar a Dios desde el fondo. El hambre de sentido, de paz, de alegría, de alguien que busca un motivo para vivir, hace buscar a ese poder superior que llamamos Dios”. 

El Padre Eduardo Hayen Cuarón refrenda su compromiso con la diócesis, el pueblo de Juárez y la Iglesia.

“Yo creo que los últimos que abandonaríamos el barco seriamos los sacerdotes y los políticos, no se vale salir corriendo en una crisis así, al contrario, se necesita estar con el pueblo, con la gente para darle esperanza y consuelo”. 

Publicado en octubre de 2015, en Revista NET. Ciudad Juárez, Chih.