CIUDAD JUÁREZ, CHIH. –
Oriunda de Tijuana, Baja California, la Dra. Ana Bertha Gatica Colima, investigadora responsable del Laboratorio de Ecología y Biodiversidad Animal del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), platica que su interés por la Biología surgió desde su infancia, cuando su madre le inculcó el hábito de caminar por su sector y ella aprovechaba para detenerse a observar a todo ser vivo que encontraba a su paso y que, ante el ojo humano, pasa inadvertido.
“Una ciudad te ofrece ciertas cosas, pero es hasta que caminas cuando te das cuenta de que están ahí esos seres vivos que difícilmente pueden apreciarse cuando se va a la carrera, en auto o en cualquier otro medio de transporte”, abre el diálogo.
Para ella, caminar era llegar al mar, ver las costas del pacífico, a los animales marinos, así que la posibilidad de desarrollarse profesionalmente en esta ciencia, encargada de estudiar a los seres vivos y sus características, le pareció asombroso.
Cuenta que creció en la zona de Río, en Tijuana, donde presenció la canalización; “aquello que antes estaba sin infraestructura y que de pronto se urbanizó”, lo que le significó un choque, pues a la par de que iba creciendo la ciudad, empezaba a ver más basura, carros, contaminación y, lo peor… menos animalitos.
También visitaba el canal de Tijuana, en aquel entonces su lugar favorito para contemplar peces, vegetación, aves. “Claro que ahorita ya no me atrevería a ir, porque ya viven poblaciones grandes”, lo que ha generado que el cauce vaya contaminado.
En su deseo de estudiar Biología, Ana Bertha Gatica se mudó a Ensenada Baja California, donde hizo su servicio social en el bioterio, reafirmando con ello su interés en los reptiles.
“Empecé a hacer preguntas, pero no había esa respuesta inmediata”, por lo que se fijó una meta:
“Ser yo quien hiciera y contestara esas preguntas”.
¿Qué reptiles son?, ¿cómo se reproducen? o ¿dónde habitan?
Luego le empezaron a inquietar las serpientes de cascabel. Quería saber por qué la gente tenía esa concepción de que son muy malas, así que empezó a documentarse y a descubrir que algunas de sus propiedades eran buenas para curar ciertas dolencias.
Su primer contacto con uno de estos reptiles fue durante uno de sus viajes de estudios universitarios por la península de Baja California, cuando escuchó el cascabeleo de una serpiente en la zona de “La bufadora”.
En otra ocasión, durante un recorrido con su grupo de exploración presenció un combate entre machos, lo que selló su interés por esta especie.
No obstante, recuerda que en la licenciatura se vio limitada en desarrollar una tesis con víboras de cascabel, debido a que sus maestros no querían enfrentarse a estos animales, “les tenían miedo”, así que se conformó en hacer un trabajo con lagartijas.
No fue sino hasta en el doctorado cuando reanudó la idea de trabajar con estos vertebrados.
Estos animales muerden e inyectan veneno, ¿alguna vez ha sufrido un accidente?
“Creo que una de las grandes oportunidades que tiene un biólogo es esta capacidad de observar. En campo, tus distractores tienen que ser mínimos y tienes que ir buscando tu objetivo, ya sea en la mañana, tarde o noche. Yo nunca he tenido un accidente”.
En 2016, luego de una convocatoria abierta de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la Dra. Ana Bertha Gatica fue la única mujer seleccionda para un proyecto que consistió en realizar un inventario multitaxonómico en el área natural protegida de Médanos de Samalayuca, a 76 kilómetros al sur de Ciudad Juárez.
El objetivo era actualizar la información de las especies conocidas en los predios de esa zona. El compromiso: inventariar 3 mil 245 especies, pero al final fueron entregados 4 mil 19.
“Rebasamos nuestro objetivo, ya que, para tener más clara la biodiversidad del sitio, contribuimos en la búsqueda de nuevos espacios”, señala Gatica.
Especímenes de plantas, invertebrados acuáticos, terrestres, vertebrados, aves, anfibios y reptiles fueron algunas de las muestras que recolectaron para este inventario, el cual será subido en una base de datos, a cargo de la Conabio.
“En cuanto a los animales no los capturamos, sino que utilizamos la evidencia indirecta que fuimos encontrando, lo mismo con el animal muerto o esqueletos, para no impactar en las poblaciones ya existentes”.
Con respecto a la información de las aves que se encuentran en esa área natural protegida, el equipo de la UACJ, conformado por docentes y estudiantes de la institución, las documentaron por medio de fotografías, y las subieron al Sistema de Información Biótica, de la Conabio.
En junio de 2019, la Comisión le informó a la doctora Gatica que habían terminado con los objetivos que el proyecto había planteado.
Gracias a los nuevos registros que se obtuvieron, el programa para el manejo del área se verá muy favorecido, debido a que existen grupos de especies que no estaban ahí considerados, asegura la doctora Gatica.
En una sección del área rastreada por la catedrática, que comprendió la Sierra Presidio, así como norte y sur de la Sierra Samalayuca, se planea construir una mina a tajo (o cielo) abierto, a cargo de la compañía canadiense VVC Exploration Corporation, que pretende extraer cobre y otros metales, lo que ha generado preocupación entre asociaciones civiles, activistas ambientalistas y habitantes del mismo poblado.
“Sabíamos que eso existía, que estaban ocurriendo ahí procesos legales, pero fuera de eso nosotros seguíamos trabajando las cinco zonas contempladas en el área natural protegida”.
La apertura de esta mina, desde su punto de acción como Bióloga, traerá múltiples consecuencias, mayormente negativas, como la carencia de agua, la violación de una zona protegida y el exterminio de una amplia zona de arte rupestre; pinturas y petrograbados, legado histórico de los habitantes de la región.
¿Durante la investigación, cómo sintieron los ánimos de los pobladores?
“En el norte de la Sierra Samalayuca no tuvimos realmente problema, pero sí hubo comentarios de parte de los dueños de algunos predios, pero nada grave. Nosotros tratábamos de explicarles que no éramos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, sino que estábamos haciendo un inventario para conocer los recursos biológicos. Tratábamos de explicarles por qué estudiar las hormigas, plantas o por qué estudiar zorros o venados”.
Porque, si bien es cierto que los pobladores de Samalayuca pueden abrir oportunidades para actividades productivas, tienen que tener un estudio de impacto ambiental, para saber qué tipo de flora y fauna hay ahí, explica la entrevistada.
“Porque, de construirse esta mina, muchos organismos que no se ven a simple vista van a tener mermas, la sierra tiene funciones importantes porque es captador de agua y, si se modifica, el agua ya no va a ir en su cauce natural y vamos a experimentar escasez de agua y los seres vivos van a ser impactados; plantas, insectos, vertebrados que van a buscar otros habitad”.
Precisa que fue aquí donde se encontraron mapaches. “Y yo dudo que con una mina después existan mapaches”, además de cactáceas, importantes especies de cactus que figuran en la Norma Oficial Mexicana 059.
En resumen, esos seres vivos buscarán otros entornos para vivir, pero lo más preocupante, será la falta de agua, insiste.
“Pensar en la afectación del cauce de la lluvia en la sierra y las funciones eco-sistémicas que tiene, pues va a impactar en la captación (del agua) y creo que eso es lo más importante. La minería es una actividad que conlleva impactos indirectos, desde los más sencillos como la entrada de vehículos, vehículos que levantan polvo y que cae en las hojas, hojas que ya no van a cumplir con su fotosíntesis”.
Otro aspecto que preocupa será la utilización de químicos que originarán condiciones insalubres y contingencias que difícilmente podrán ser atendidas en la sierra de Samalayuca.
“No soy experta en minas”, advierte la entrevistada. Pero avizora que desde que empiecen con las actividades de remoción de la vegetación, ya le estarán quitando el hábitat a muchos insectos, hormigas y arañas, artrópodos que para el común denominador pasan inadvertidos y que serían los más vulnerables.
“Con esta mina, lo que vamos a empezar a ver es la ausencia de coyotes, zorras, aves, vertebrados, hormigas. Toda esta zona de la sierra, en Samalayuca, tiene un hábitat muy particular, allí también crecen ciertas cactáceas, hay flores e insectos que van y cumplen funciones, ya sea para alimentarse o para colonizar”.
La desaparición de hormigas, dice, ha sido el inicio de grandes tragedias.
De construirse esta mina, ¿les pegaría a ustedes, tras haber hecho este inventario multitaxonómico?
“Pegaría, porque obviamente aquí en esta zona de la sierra de Samalayuca hay elementos biológicos diferentes a otros”.
Como líder del proyecto de Inventario Multitaxonómico de Samalayuca, la Dra. Gatica dice sentirse satisfecha de lo logrado, agradecida y muy orgullosa. Es de hecho, a sus 52 años de vida, es su más grande logro profesional.
De seis proyectos aprobados por la Conabio a nivel nacional, ella fue la única mujer encargada de liderar el proyecto.
“Estoy muy agradecida porque muchas personas ahí nos apoyaron, los dueños de los predios, de los ranchos. El hecho de que el vaquero te ofrezca un vaso de agua, a 50 grados centígrados, pues lo recibes con una gratitud enorme”, dice la Dra. Ana Bertha Gatica.
Este proyecto, en campo, se desarrolló del 15 al 30 de junio de 2017, mientras que el estudio complementario se realizó en 2018.
Incluyó colaboraciones de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad de Texas en El Paso, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste. S.C., el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional así como de investigadores de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y egresados de la Licenciatura en Biología de esta casa de estudios que estaban trabajando con grupos faunísticos y florísticos.
El próximo proyecto de la Dra. Abna Bertha Gatica será con víboras de cascabel, para caracterizar su veneno.
Para culminar la entrevista, se le pregunta en qué radica la importancia de un Biólogo.
“A veces nuestro trabajo pareciera no ser relevante, pero mucho de lo que se hace en la humanidad depende de los seres vivos… y si queremos hacer biotecnología, ingeniería ambiental, biomedicina, partimos de los seres vivos. De ellos se sacan estos productos activos o servicios que dan. La carrera de Biología es muy importante porque nos ofrece conocer lo que es la vida y si no conocemos los seres vivos, finalmente estaríamos pensando que muchos sistemas productivos no funcionarían”.
Esta entrevista se realizó en febrero de 2020, para la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Y es publicada en este espacio con fines meramente informativos.