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Treinta y dos años de historia bajo el agua: el legado del Centro Acuático Universitario

El CAU de la UACJ celebra más de tres décadas como referente deportivo y social en Ciudad Juárez. Con la primera y única alberca olímpica con fosa de clavados en la región, ha sido sede de competencias nacionales e internacionales, además de formar talentos locales e impulsar la cultura de la natación en la comunidad fronteriza.

CIUDAD JUÁREZ, CHIH., MX., SEPTIEMBRE, 2025 (servisible.mx). – 

El 6 de septiembre de 1993 abrió sus puertas el Centro Acuático Universitario (CAU) de la UACJ, con la primera y única alberca olímpica y fosa de clavados en el norte de Chihuahua y sur de Texas. Desde entonces, este recinto se ha consolidado como un referente deportivo y social de la frontera.

Platicamos con la maestra Lolita Gómez (portada), actual responsable del complejo, quien nos compartió recuerdos, anécdotas y la importancia que este espacio ha tenido como formador de talentos y como punto de encuentro para la comunidad juarense.

—Maestra Lolita, ¿qué significó para Ciudad Juárez la apertura del Centro Acuático Universitario en 1993?

—Fue un parteaguas. Desde el primer año tuvimos una matrícula de 300 usuarios y para 1994 ya albergábamos nuestro primer gran evento: el Primer Nacional de Natación Federado y Universitario en conjunto. Fue un momento muy importante para nosotros, porque a pesar de la altitud de Ciudad Juárez, se logró organizar un nacional selectivo para un Centroamericano.

—Ese evento abrió la puerta a competencias de gran nivel, ¿verdad?

—Sí, mediáticamente fue un éxito. A partir de ahí la Federación Mexicana de Natación comenzó a buscarnos constantemente. Organizamos nacionales de polo acuático, de nado sincronizado y de natación. Luego llegaron competencias internacionales como la CanaMex (Canadá, América y México) y el Gran Prix, que recibimos durante seis años. Fue un honor traer a las más grandes glorias del mundo.

—¿Recuerda a algunos de esos atletas que pasaron por el CAU?

—¡Claro! Aquí tuvimos a Dmitri Sautin, múltiple medallista olímpico; a Rommel Pacheco, Fernando Platas, María José Alcalá y a Laura Sánchez, cuando apenas empezaba su carrera. También en nado sincronizado vinieron dos veces equipos que se preparaban para Juegos Olímpicos. Fuimos muy afortunados: durante muchos años este centro estuvo “vestido de gloria”.

—Más allá de los grandes nombres, ¿qué representa el CAU para la comunidad fronteriza?

—Nuestro mayor orgullo ha sido inculcar la cultura de la natación en la ciudadanía. Que la gente no venga solo en verano para mitigar el calor, sino que la practique todo el año como disciplina, como estilo de vida. Aquí hemos recibido a bebés, niños, adolescentes, personas mayores, incluso etnias como los rarámuri y niños con necesidades especiales. La natación es incluyente y transformadora, y eso es lo que más valoramos.

—¿Y en cuanto a talentos locales?

—Hemos sido un verdadero semillero. De aquí salió el “Niño de Oro”, David Ramírez, nombrado así por el exgobernador Fernando Baeza, bajo la guía del entrenador Marc Domínguez. También Galo Marmolejo en clavados, los hermanos Silva, y Maritza Paredes en natación. Muchos empezaron en estas albercas y después encontraron su camino en otras disciplinas acuáticas.

—El CAU es, además, la única alberca olímpica con fosa de clavados en la región, ¿es correcto?

—Así es. Con fosa, podemos decir que sí: somos los únicos en el estado y en el sur de Texas. Más adelante Monterrey también la tuvo, pero aquí fuimos pioneros.

—Treinta años después, llegó el momento de la remodelación. ¿Qué cambios se realizaron?

—El 10 de diciembre de 2022 cerramos temporalmente. Treinta años ya nos pasaban factura. Era urgente rehabilitar tanto el exterior, afectado por sol y viento, como el interior, donde el vapor y la humedad habían provocado oxidación. Gracias al impulso del rector Juan Ignacio Camargo Nassar, se renovaron el techo, los pisos, los baños, la recepción y el área de alberca. Hoy contamos con instalaciones más seguras, funcionales y modernas.

—¿Qué representa para usted, después de tantos años al frente del CAU?

—Es un orgullo enorme. Este centro no solo ha albergado grandes competencias y figuras internacionales, también ha servido para que miles de juarenses encuentren en la natación un refugio, una terapia, un estilo de vida. Lo más importante es que la gente se enamora de esta disciplina, y eso asegura que el legado del CAU continúe.

Un legado que respira agua

El Centro Acuático Universitario no solo es un ícono deportivo, sino también un símbolo de inclusión, de convivencia familiar y de orgullo para Ciudad Juárez. A tres décadas de su inauguración, sus aguas siguen siendo testigo de historias de superación, de disciplina y de gloria deportiva.